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Prueba de esfuerzo: cuando el corazón habla en movimiento

En cardiología, la prueba de esfuerzo es mucho más que caminar sobre una cinta. Es una herramienta diagnóstica clave que permite evaluar cómo responde el corazón ante el ejercicio físico, simulando condiciones de estrés que no se manifiestan en reposo. En la Clínica Abreu CDD, el Dr. Julio Acosta, cardiólogo de la institución, explica que esta prueba revela si el corazón está funcionando correctamente cuando se le exige más de lo habitual.


Durante el estudio, el paciente realiza actividad física controlada —generalmente en una caminadora o bicicleta estática— mientras se monitorean parámetros como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el ritmo del corazón. Esto permite detectar alteraciones que podrían pasar desapercibidas en reposo, como arritmias, insuficiencia coronaria o signos de isquemia.


La prueba de esfuerzo es especialmente útil en pacientes con síntomas como dolor en el pecho, palpitaciones, fatiga o dificultad para respirar. También se utiliza en evaluaciones prequirúrgicas, seguimiento de tratamientos cardíacos, y en personas que desean iniciar un programa de ejercicio físico con seguridad.


El Dr. Acosta enfatiza que esta prueba permite ver si el corazón está recibiendo suficiente oxígeno durante el esfuerzo, y si hay alguna obstrucción en las arterias coronarias que limite su funcionamiento. En otras palabras, no se trata solo de saber si el corazón late, sino de entender cómo late bajo presión, con qué fuerza, y en qué condiciones.


En la Clínica Abreu CDD, la prueba de esfuerzo se realiza con equipos modernos y bajo supervisión médica especializada, garantizando precisión diagnóstica y seguridad para el paciente. Es una herramienta que transforma la forma en que se previenen y tratan las enfermedades cardiovasculares, permitiendo actuar antes de que el cuerpo dé señales de alarma.


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